Psicoanimal

Un día en la vida de un perro de intervención

Ya la oigo, ha encendido la luz y ahora….la ducha. Enseguida despertará a los niños y bajarán a desayunar,  ¡ya empieza mi día favorito!

Me llamo Musu, tengo 16 meses y he sido el último en llegar a esta estupenda familia hace ya más de un año, conquisté a «mami» porque dice que no ladraba (ahora ya he aprendido) y le di la pata nada más acercarme. Vivo con muchos hermanos perros, gatos y niños y, tanto mis hermanos como yo, vamos con «mami» a visitar a muchas personas cada día. Ella lo llama trabajar, pero a mí me parece tan divertido que ojalá todo el mundo tuviese el mismo trabajo.

Nuestros días comienzan así, «papi» nos saca para hacer pis cuando viene de trabajar por las mañanas temprano y mis hermanos se duermen, pero yo estoy tan nervioso que me quedo muy callado y quieto para escuchar cuando «mami» se pone en movimiento.

Ya parece que nos vamos porque están cogiendo las mochilas, - “venga chicos a ver a quien le toca”-. Este momento es muy emocionante, nos sentamos todos en la puerta y la miramos y entonces ella dice: “Hoy te toca a ti: Musu”. ¡Bien! Que suerte, me toca. Así que me pongo al lado de los niños, mi cola se mueve tanto que creo que se me va a desenroscar. Me tocan y me revuelven los pelos y yo les saludo contento. Este es mi primer momento favorito del día porque justo después «mami», Elena y yo nos vamos a dar un paseo por el campo que hay allí mismo. Elena corre conmigo y «mami» dice que parecemos cabras.

El paseo dura un buen rato, y aunque yo me quedaría, no me quiero perder mi siguiente momento favorito del día…

…“¡venga Musu, a trabajar!”.

Nos montamos en el coche y, a pesar de lo emocionado que estoy, suelo aprovechar para dormirme una siesta, «mami» siempre me avisa cuando estamos llegando para que me despierte porque me gusta verlo para ver si conozco el sitio. Y sí, hoy lo conozco, es uno de mis favoritos, bueno, en realidad todos son mis favoritos, pero en este además hay campo.

Aparcamos el coche y me bajo muy contento porque he oído a «mami» decir que «tita Sandra» está allí ya y eso es genial, me da un montón de achuchones y además trae cosas ricas de comer.

Primero damos un paseo por los alrededores y después cogemos una bolsa con muchos juguetes y entramos dentro. Cuando llegamos aún no han venido los chicos y me sueltan para que yo pueda olerlo todo, y que alegría me da cuando empiezo a reconocer el olor de mis hermanos y de muchos de mis amigos, eso me tranquiliza, aquí voy a estar bien.

Voy corriendo donde «mami» porque ha sacado mi peto, cuando me lo pone siempre me dice lo mismo: “vamos a ponerte guapo, que es tu momento” y entonces sé que viene mi siguiente momento favorito: la llegada de los chicos.

«Mami» y yo esperamos sentados en un lado de la sala a que todos entren y se sienten, estoy tan contento que me cuesta mantenerme sentado, los quiero saludar a todos porque además me están llamando. Cuando por fin «mami» me dice que puedo salgo despacito porque ella siempre dice que no les tengo que asustar.

Me encanta este momento, me acarician, me rascan la barriga, me dan besos y abrazos, y empiezan todos los juegos. Me dan galletas, hacemos gimnasia, les ayudo con sus juegos y a veces sacamos mis juguetes. Algunos días hay chicos que están tristes o enfadados así que «mami» y yo nos acercamos despacito y normalmente se les pasa, otras veces «mami» me ha enseñado que les tengo que dejar tranquilos, aunque yo iría a darles lametones la verdad.

 

Cuando los primeros chicos se van salimos a dar un paseo y corro por el campo, y le pido comida a tita Sandra, y aprovecho para hacer la croqueta, después volvemos a la misma sala y viene más chicos y otra vez empieza toda la diversión.

Ya se están marchando los chicos, «mami» me quita el peto y me da muchos besos, dice que lo he hecho muy bien, a veces incluso se le salen unas lágrimas aunque lo normal es que esté todo el rato sonriendo,  dice que está muy orgullosa de mí y de mis hermanos.

Nos despedimos y nos montamos en el coche, estoy tan contento, bueno, y también un poco cansado la verdad, he jugado un montón y les quería saludar tanto que me faltaba tiempo, creo que me voy a dormir otro poco.

El viaje es tranquilo, oigo la música y voy relajado. Cuando llegamos a casa salto del coche emocionado otra vez, tengo que contarles a los demás muchas cosas.

Mami come y veo que se vuelve a preparar, estamos muy atentos pero nos dice que nos toca quedarnos en casa, ella se va a trabajar con el primo Zenit y tita Roci, mañana nos vuelve a tocar. Nos vamos a dormir, porque dice papi que nos sacará en un rato de paseo y luego a comer. Esta siesta es otro de mis momentos favoritos y también el de salir al campo claro.

Mami llega ya por la noche y nuestro día se acaba con un montón de achuchones. Cuando ella se sienta en el sofá yo disimulo mucho y poco a poco me subo para ponerme bien pegadito, a veces me dice que qué hago ahí, pero enseguida me abraza y se duerme a mi lado, creo que este es uno de sus momentos favoritos así que yo le dejo que lo haga.

La verdad es que mi día está lleno de momentos favoritos y me cuesta elegir uno de ellos, pero sin lugar a dudas los mimos que recibo hacen que me sienta muy afortunado de haber llegado a esta familia y de ser “un perro de intervención”, no sé muy bien lo que significa, pero así nos llaman, sólo sé que me gusta mucho mucho.

Ahora están siendo unos días diferentes. Estamos todos en casa juntos mucho rato pero no salimos a visitar a nadie y tampoco podemos dar paseos largos por el campo, la verdad es que lo echo de menos pero aquí todos se organizan para que este cambio de rutina nos sea lo más cómodo posible. Dormimos más y disfrutamos más del sofá, pero mami graba vídeos con nosotros y aprendemos nuevos ejercicios y sobre todo, estamos aprendiendo a convivir de otra manera distinta. A ratitos jugamos en el patio y de vez en cuando persigo a los gatos.

 

Hay días que le veo un poco triste, entonces mis hermanos  y yo nos acercamos, le damos muchos lametones, golpes con la cola y abrazos, le llenamos el pijama de pelitos, y ella sonríe y dice: “Se va a pasar, juntos lo vamos a lograr seguro, vosotros todo lo hacéis más fácil”

 

Autora del texto: RAQUEL MEDIAVILLA FERNÁNDEZ - Terapeuta ocupacional e interventora y guía en IAA.

2 comentarios en “Un día en la vida de un perro de intervención”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *